La reciente elección de Hugo Aguilar Ortiz, de origen indígena mixteco, como Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha generado diversas reacciones y controversias. Tras su designación, Aguilar Ortiz respondió a las críticas, atribuyéndolas a manifestaciones de racismo y clasismo aún presentes en la sociedad mexicana. El nuevo Ministro Presidente, nacido en Guadalupe Victoria, San Miguel El Grande, Oaxaca, fundamenta su elección en el respaldo popular obtenido en la reciente contienda electoral del Poder Judicial de la Federación (PJF), donde recibió un total de seis millones 195 mil 612 votos, representando el 5.14 por ciento del total, según el cómputo del Instituto Nacional Electoral (INE).
En una entrevista, Aguilar Ortiz resaltó que su trayectoria profesional de más de 30 años, dedicada al acompañamiento de luchas sociales, particularmente de pueblos indígenas y afromexicanos, fue un factor determinante en su elección. Destacó su labor gratuita en la organización Servicios del Pueblo Mixe, donde se enfocó en la defensa de derechos y el fortalecimiento de las comunidades. Aguilar Ortiz se describió a sí mismo como un “abogado activista” y “animador comunitario”, enfatizando su compromiso con el impulso de procesos que permitan a las comunidades tomar las riendas en la defensa de sus derechos y en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Asimismo, negó rotundamente haber tenido vínculos con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), desmintiendo acusaciones sobre una supuesta afiliación o asesoramiento a dicho partido.
En relación con las críticas que ha recibido, Aguilar Ortiz expresó su convicción de que estas se deben a una percepción errónea sobre la capacidad de las personas indígenas para ocupar cargos de alta responsabilidad. Subrayó su misión de dignificar la presencia de los pueblos indígenas y afromexicanos en la sociedad, combatiendo estereotipos y prejuicios. El Ministro Presidente también abordó las dudas sobre su participación en la asesoría al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), confirmando su colaboración como parte del equipo de Servicios del Pueblo Mixe, aunque reconoció la falta de documentación formal que lo acredite individualmente. Además, recordó su participación en los Diálogos de San Andrés, contribuyendo a la propuesta de reforma constitucional al artículo segundo.
De cara a su gestión en la SCJN, Aguilar Ortiz manifestó su intención de impulsar una visión diferente del derecho y la justicia en México, buscando un acercamiento entre el sistema judicial y la ciudadanía. Criticó el excesivo formalismo y el distanciamiento de la Corte con respecto a las necesidades de la población, especialmente de los sectores más vulnerables. Anunció su propuesta de modificar el atuendo tradicional de los ministros, incorporando elementos que reflejen la diversidad cultural del país, en consonancia con el principio de pluriculturalidad reconocido en la Constitución. Se refirió a la Corte como “acuartelada”, “encerrada en cuatro paredes” y “clasista”, y abogó por un sistema de justicia más accesible y equitativo para todos los ciudadanos, independientemente de su condición económica o social.
Finalmente, Aguilar Ortiz reconoció la importancia de su designación como el segundo ministro indígena en presidir la Corte, después de Benito Juárez, asumiendo el compromiso de sentar las bases para una transformación profunda del sistema judicial. Se mostró optimista en cuanto a la posibilidad de imprimir un sello distintivo a su gestión, a pesar del corto período de dos años que durará su presidencia. Su objetivo principal es garantizar que el derecho y el acceso a la justicia sean una realidad para todos los mexicanos, sin distinción alguna, marcando un antes y un después en la historia de la SCJN y promoviendo una mayor inclusión y equidad en el sistema judicial del país.