En la Villa de Etla, Oaxaca, artesanos locales como José López y Petra continúan una tradición ancestral: la elaboración de adornos para celebraciones religiosas, particularmente durante la Semana Santa. Estos adornos se crean a partir de plantas de cucharilla (Dasylirion acrotrichum), una especie nativa que requiere años para alcanzar su madurez. El conocimiento para trabajar esta materia prima ha sido transmitido de generación en generación, desde padres a hijos, asegurando la continuidad de esta práctica cultural.
La elaboración de estos adornos es un proceso laborioso y detallado. José López, por ejemplo, ha perfeccionado su técnica a lo largo de los años, lo que le permite crear flores y coronas de cucharilla con rapidez y precisión. Sin embargo, el precio de estos adornos, que oscila entre los 25 y 60 pesos, a menudo es objeto de regateo, a pesar del tiempo y esfuerzo que implica la cosecha y el procesamiento de la planta. La lenta tasa de crecimiento de la cucharilla, que tarda entre cinco y seis años en madurar, hace que cada adorno sea un producto valioso y sostenible.
Petra, otra artesana local, destaca las dificultades logísticas que enfrentan para comercializar sus productos. El transporte de la materia prima desde Asunción Nochixtlán hasta la Villa de Etla implica múltiples transbordos y un costo significativo en pasajes, lo que reduce sus márgenes de ganancia. La falta de un vehículo propio complica aún más esta tarea, haciendo que la venta en ferias sea una actividad costosa y exigente. A pesar de estos desafíos, Petra y José se esfuerzan por preservar esta tradición artesanal, transmitiendo sus conocimientos a las nuevas generaciones.
La utilización de la cucharilla en la decoración de templos durante la Semana Santa es una práctica arraigada en varios estados de México, incluyendo Guanajuato, Veracruz y Oaxaca. El color morado y blanco, representativos del luto y la resurrección de Jesús, son predominantes en estos adornos. A diferencia de los adornos fabricados con materiales sintéticos como papel y plástico, los adornos de cucharilla son biodegradables y representan una opción más amigable con el medio ambiente.
La preocupación central de estos artesanos es la preservación de su oficio. Conscientes de la importancia de mantener viva esta tradición, José y Petra están enseñando a sus hijos las técnicas de elaboración de adornos de cucharilla. Su objetivo es asegurar que esta práctica cultural no se pierda y que las futuras generaciones puedan continuar creando adornos sostenibles y significativos para las festividades religiosas locales. El orgullo de Petra reside en la capacidad de transformar la materia prima en objetos bellos y respetuosos con el medio ambiente, listos para regresar a la naturaleza una vez cumplida su función.
