El arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, dirigió un mensaje a la comunidad católica durante la celebración del Domingo de Ramos, marcando el comienzo de la Semana Santa. En su homilía, el arzobispo instó a los feligreses a vivir intensamente este período de reflexión y recogimiento, siguiendo el ejemplo de entrega y sacrificio simbolizado por la pasión de Jesucristo.
Durante la misa oficiada en la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción, Vázquez Villalobos enfatizó la importancia de la oración y el diálogo personal con Dios como una forma de agradecer el sacrificio redentor. Asimismo, invitó a los creyentes a emular la actitud de servicio y entrega, ofreciendo sacrificios personales por el bienestar de los demás, especialmente de sus seres queridos, durante la Semana Santa. El arzobispo sugirió que los momentos de dificultad, sufrimiento o enfermedad pueden ser transformados en oportunidades para unirse al sacrificio de Jesús y buscar la sanación y purificación interior.
Además, el líder religioso exhortó a los católicos a reconocer sus propias faltas y buscar el perdón divino, destacando la constante disposición de Dios a brindar amor y misericordia. Hizo hincapié en la necesidad de encomendarse a Dios en todo momento, reconociendo la incertidumbre del futuro y la importancia de estar siempre preparados para el encuentro final. En su mensaje, también instó a los creyentes a vivir coherentemente con su fe cristiana, evitando negar con sus actos su condición de discípulos de Cristo.
Vázquez Villalobos también animó a los feligreses a cargar con sus propias cruces diarias, tal como lo hizo Jesús, y a extender su ayuda a aquellos que sufren, ofreciendo apoyo y consuelo a quienes lo necesitan. Tras la bendición de las palmas en el templo de San Felipe Neri, el arzobispo encabezó la tradicional procesión del Domingo de Ramos hacia la Catedral, recordando el significado de este día como conmemoración de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, evento que marca el inicio de la Semana Santa.
La celebración del Domingo de Ramos, según la tradición cristiana, rememora la entrada de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido por una multitud que lo aclamó como el Mesías. Este evento, narrado en el Nuevo Testamento, se caracteriza por la utilización de ramas y mantos para recibir a Jesús, quien montaba un burro como símbolo de humildad. La liturgia del Domingo de Ramos incluye la bendición de las palmas, la procesión y la lectura del relato de la Pasión de Cristo, invitando a los fieles a la reflexión y la preparación espiritual para la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.