La construcción de un hotel boutique en un inmueble ubicado en el número 303 de la calle Xicoténcatl, en el Centro Histórico de Oaxaca, ha generado controversia debido a su proximidad y potencial impacto sobre la Escuela de Muralistas de Oaxaca. El proyecto de edificación ha provocado la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), luego de que se iniciaran trabajos de demolición en el edificio, que alberga la escuela de muralismo.
La situación escaló a finales de marzo de 2025, cuando un grupo de personas accedió al inmueble y comenzó a derribar elementos estructurales, incluyendo paredes de adobe y techos antiguos, sin previo aviso ni aparente autorización. Jesús González Gutiérrez, fundador y director de la escuela, relata que la demolición avanzó rápidamente, generando daños significativos a la estructura. El inmueble en disputa está catalogado como parte del patrimonio histórico, cultural y social de Oaxaca, lo que implica una protección especial y restricciones sobre su uso y modificación. La catalogación impone limitaciones a las obras que puedan realizarse, exigiendo el respeto a la integridad del edificio.
La venta del inmueble ha sido objeto de cuestionamientos. La Escuela de Muralistas, que durante años ocupó el espacio bajo un régimen de renta, no fue informada sobre la venta ni se le ofreció la oportunidad de adquirir la propiedad. Tras la venta, la escuela se enfrenta a demandas de desalojo por parte de los nuevos propietarios, cuya legitimidad es puesta en duda por González Gutiérrez, quien exige documentación clara y verificable que acredite la propiedad. La escuela ha suspendido el pago de la renta hasta que se aclare la situación legal.
Más allá del conflicto individual, la situación pone de manifiesto un problema más amplio: la gentrificación en Oaxaca. González Gutiérrez denuncia la desaparición de negocios locales tradicionales en favor de establecimientos orientados al turismo de alto poder adquisitivo. La Escuela de Muralismo, además de su valor artístico y pedagógico, ha desempeñado un papel importante en la comunidad, sirviendo como espacio para la creación artística y ofreciendo talleres en zonas rurales.
Ante la incertidumbre, la escuela ha lanzado una campaña de recaudación de fondos para asegurar su continuidad en caso de un eventual desalojo. A pesar de las dificultades, la comunidad artística manifiesta su intención de resistir y mantener viva su labor cultural, defendiendo el espacio como un lugar de encuentro y creación artística que beneficia a la comunidad.