En la región de Oaxaca, una bebida tradicional llamada tejate continúa siendo elaborada por mujeres que, a lo largo de generaciones, han mantenido vivo este legado cultural. El tejate, considerado por algunos como una “bebida de los dioses”, persiste en localidades como Santa María El Tule, ofreciendo una alternativa auténtica frente a la creciente globalización y la gentrificación. La dedicación y el conocimiento transmitido de madres a hijas aseguran la supervivencia de esta tradición.
Andrea Victoria Hernández Sánchez, con 16 años de experiencia, es un ejemplo de estas guardianas del tejate. Representa la tercera generación de mujeres en su familia dedicadas a la elaboración de esta bebida. La historia familiar vinculada al tejate se remonta a San Andrés Huayápam, donde su madre aprendió el proceso completo, desde el tostado de los ingredientes hasta el batido final. Al establecerse en El Tule, la tradición se mantuvo, convirtiéndose en el sustento y la pasión de la familia. La elaboración del tejate implica un proceso artesanal que requiere cuidado y atención en cada etapa.
La preparación del tejate se caracteriza por la selección y el procesamiento cuidadoso de sus ingredientes. Entre ellos se incluyen el cacao, el hueso de mamey (pixle), el maíz y la flor de cacao, conocida como rosita. Cada ingrediente se prepara individualmente, tostando el cacao y el pixle, y cociendo el maíz con ceniza, antes de molerlos hasta obtener una pasta fina. La mezcla de estos ingredientes con agua y el batido manual son cruciales para lograr la consistencia espumosa característica del tejate. Este proceso, transmitido de generación en generación, busca mantener el sabor original y auténtico de la bebida.
A pesar del aumento en los costos de las materias primas, Andrea y su familia se esfuerzan por mantener un precio accesible para el tejate, buscando un equilibrio entre la sostenibilidad económica y la accesibilidad para los consumidores. Esta postura refleja el compromiso de estas mujeres con la preservación de su cultura y la difusión de un producto tradicional. El tejate no solo se considera una fuente de ingresos, sino también una expresión de amor y dedicación hacia su herencia cultural.
El tejate, con su rica historia y su proceso de elaboración artesanal, representa un elemento fundamental del patrimonio cultural de Oaxaca. La dedicación de mujeres como Andrea Victoria Hernández Sánchez garantiza que esta bebida ancestral continúe siendo apreciada y disfrutada por las generaciones venideras. Además de su valor cultural, el tejate ofrece beneficios nutricionales, proporcionando energía, proteínas, fibra y minerales esenciales. Su elaboración, transmitida exclusivamente entre mujeres, refuerza su identidad como un legado femenino invaluable.